«He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he
conservado la Fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la
justicia, que el Señor, Juez justo, me dará en aquel día» (2 Tim 4, 7-8)
Alrededor de las 2.30 de esta madrugada (hora brasileña), 1 de noviembre, confortado por los sacramentos de la Santa Iglesia y rodeado de sus hijos espirituales, Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP, a la edad de 85 años, entregó serenamente su alma a Dios en Brasil, en la ciudad de Franco da Rocha (Gran São Paulo), después de catorce años de sufrir un derrame cerebral.
Fundó el Instituto Filosófico Aristotélico-Tomista y el Instituto Teológico Santo Tomás de Aquino, así como la revista cientíca Lumen Veritatis y la revista de cultura católica Heraldos del Evangelio. Es autor de veintisiete obras, varias de las cuales han sido traducidas a siete idiomas y algunas con una tirada de más de dos millones de ejemplares. Entre ellas destacan: Fátima, aurora del tercer milenio; María Santísima, el Paraíso de Dios revelado a los hombres; San José, ¿quién lo conoce?; Lo inédito sobre los Evangelios; Doña Lucilia y El don de la sabiduría en la mente, vida y obra de Plinio Corrêa de Oliveira.
Discerniendo el deseo del Dr. Plinio de crear una asociación de carácter religioso, aprobada por la Santa Iglesia y a su servicio, hizo como en la parábola del grano de mostaza (cf. Mt 13, 31): puso la semilla de la vida religiosa haciendo una experiencia de vida comunitaria en un antiguo edificio benedictino de São Paulo en los años setenta. Tras la muerte del Dr. Plinio en 1995, el Espíritu Santo irrigó esta iniciativa con nuevas gracias, haciendo germinar las tres entidades pontificias fundadas por Mons. João: la Asociación Privada Internacional de Fieles Heraldos del Evangelio, aprobada en 2001 por el Papa Juan Pablo
II, la Sociedad Clerical de Vida Apostólica Virgo Flos Carmeli y la Sociedad Femenina de Vida
Apostólica Regina Virginum, ambas aprobadas por el Papa Benedicto XVI en 2009.
Solícito con toda la Iglesia (cf. 2 Cor 11, 28), su labor apostólica se extendió por todo el mundo, especialmente tras la aprobación de los Heraldos del Evangelio. Fundó más de cincuenta coros y orquestas e impulsó la construcción de casi una treintena de iglesias y oratorios — dos de los cuales recibieron el título de basílica— en Brasil y en diversas naciones de América, Europa y África.
Las biografías de los hombres providenciales no terminan en este mundo. Más bien, su paso por este valle de lágrimas es sólo el preámbulo de muchos más capítulos por venir. Santa Teresa del Niño Jesús proclamó con razón: «Yo no muero, entro en la vida» y «Pasaré mi Cielo haciendo el bien en la tierra».
Inspirados por las numerosas conquistas de Mons. João, bajo la influencia del Paráclito y el apoyo indefectible de María Santísima, sus hijos espirituales continuarán su misión en favor de la Santa Iglesia y de la sociedad civil con serenidad, entusiasmo y concordia, pero también con vigilancia e intrepidez.
Su presencia y su benéfica actividad fueron de gran importancia para todos los miembros de los Heraldos del Evangelio. Como fundador de nuestra ya numerosa familia espiritual, deja un legado de santidad, de vida a millones de católicos vinculados a la institución en los cinco continentes.
Le invitamos a leer el comunicado de prensa completo:
https://joaocladias.org.br/wp-content/uploads/2024/11/Comunicado-de-prensa.pdf
Y a seguir la Santa Misa exequial y vigilia:
https://joaocladias.org.br/Missa-Vigilia-Mons-Joao